Formas musicales instrumentales de la época barroca
Ricardo Sánchez Alférez
La música instrumental del Barroco (1600-1750, aproximadamente) es un universo fascinante de formas y estilos que sentaron las bases de gran parte del repertorio que seguimos admirando hoy. Es un periodo en el que el virtuosismo técnico, la riqueza expresiva y la creatividad desbordante dieron lugar a obras de profunda belleza y complejidad. En este contexto, los compositores no sólo crearon piezas que desafiaban las capacidades de los intérpretes, sino que también buscaron conmover al oyente, combinando la razón y la emoción en un equilibrio perfecto.
Uno de los rasgos más interesantes de esta época es cómo la música instrumental se emancipó, ganando un protagonismo que rivalizaba con las formas vocales. Entre los nombres que dieron vida a esta transformación encontramos figuras como GASPAR SANZ, cuyo Instrucción de música sobre la guitarra española (1674) no solo fue un manual esencial para los guitarristas de su tiempo, sino que también nos dejó piezas encantadoras como Canarios, que capturan el espíritu vibrante de la danza española. Su obra revela la influencia de estilos folclóricos ibéricos y demuestra cómo los compositores barrocos integraron las tradiciones locales en sus creaciones.
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Canarios, de Gaspar Sanz (1640-1710)
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Por otro lado, en las islas británicas, la figura de TURLOUGH O’CAROLAN, un arpista ciego irlandés, nos ofrece una perspectiva única del barroco desde una tradición más popular. O’Carolan, aunque profundamente arraigado en la música celta, absorbió influencias de compositores italianos como GEMINIANI y CORELLI, lo que dio lugar a piezas híbridas de gran encanto, como Carolan’s Concerto.
Esta capacidad de los compositores barrocos para nutrirse de diferentes estilos y tradiciones nos habla de una época de gran dinamismo cultural, donde la música era tanto un arte de corte como un lenguaje universal. Desde los salones de los nobles hasta los mercados y tabernas, las melodías barrocas conectaron mundos diversos. La música de VIVALDI, BACH y HÄNDEL, por ejemplo, se interpretaba en teatros y catedrales, mientras que figuras como SANZ y O’CAROLAN acercaban esta rica tradición a un público más amplio.
Explorar la música instrumental del Barroco es adentrarse en un paisaje sonoro que, aunque complejo en su estructura, siempre busca conmover, deleitar y sorprender. Es un viaje que mezcla lo local con lo universal, lo técnico con lo emocional, y que, incluso siglos después, sigue capturando nuestra imaginación.
ALGUNAS DE LAS PRINCIPALES FORMAS MUSICALES INSTRUMENTALE SDEL BARROCO:
El Barroco instrumental es un cofre del tesoro musical, lleno de formas que brillan por su ingenio y virtuosismo. Entre estas joyas está el Concierto grosso, donde un pequeño grupo de instrumentos, el concertino, "conversa" con la orquesta completa, el ripieno. ARCANGELO CORELLI, maestro indiscutible de esta forma, nos regaló el Concerto grosso Op. 6 No. 8, conocido como el "de Navidad", cuya magia parece envolvernos en una noche festiva iluminada por velas.
Concerto grosso Op. 6 No. 8, de Arcangello Corelli (1653-1713)
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No menos fascinante es el Concierto solista (llamado, normalmente, concierto, simplemente), donde un instrumento solista asume el papel de héroe frente a la orquesta. ANTONIO VIVALDI llevó este género a su máxima expresión con obras como La Primavera de Las cuatro estaciones, donde el violín danza entre cantos de pájaros y tormentas de primavera.
La Primavera, de Antonio Vivaldi (1678-1741)
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La Fuga es un universo aparte: un ejercicio de precisión y creatividad donde una idea melódica se entrelaza entre varias voces. JOHANN SEBASTIAN BACH es su soberano indiscutible, y su Fuga en Re menor BWV 565 es un torbellino que eleva la arquitectura musical a alturas impresionantes.
Si prefieres algo más desenfrenado, la Toccata te dejará sin aliento. Con su energía improvisatoria y virtuosismo técnico, la Toccata en Re menor BWV 565 de BACH (acompañada de su emblemática fuga) es un despliegue electrizante de pasión y habilidad.
Tocata y Fuga Re menor BWV 565, de Johann Sebastian Bach (16585-1750)
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Más estructuradas, pero igualmente encantadoras, son las Suites, colecciones de danzas estilizadas que se suceden en un orden casi coreográfico. GEORG FRIEDRICH HÄNDEL nos dejó una de las más memorables: Música acuática, un despliegue de elegancia pensado para sonar mientras el río Támesis servía de escenario.
Música acuática. Suite nº 1, de Georg Friedrich Haendel (1865-1759)
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La Partita, prima cercana de la suite, es más flexible, con movimientos que combinan danzas y pasajes de carácter más libre. En las manos de BACH, la partita alcanzó una complejidad impresionante, como demuestra la Partita No. 2 en Re menor para violín solo, cuya célebre Chacona final es un monumento emocional y técnico.
Partita en re menor, BWV 1004, de Johann Sebastian Bach (16585-1750)
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Por otro lado, la Sonata da chiesa (Sonata de iglesia) tenía un aire solemne, ideal para acompañar ceremonias religiosas. CORELLI fue el gran campeón de esta forma, y su Sonata da chiesa Op. 3 No. 2 es un modelo de devoción musical. Contrastándola, la Sonata da camera era más ligera y mundana, perfecta para entretener en los salones de la nobleza. En este género, la Sonata representativa de BIBER es una delicia, con pasajes que imitan cantos de pájaros y otros sonidos de la naturaleza.
Sonata da chiesa Op. 3 No. 2, de Arcangello Corelli (1653-1713)
Para quienes buscan un hipnótico juego de repetición, la Ciaccona (como la que ha aparecido anteriormente) y la Passacaglia son irresistibles. Con un bajo ostinato que sirve de ancla, las variaciones florecen. La Chacona en Sol menor de VITALI y la Passacaglia en Sol menor de BIBER son obras maestras que exploran las profundidades de este enfoque musical.
Chacona en Sol menor de Giovanni Battista Vitali (1632-1692)
Passacaglia en Sol menor de Heinrich Ignaz Franz von Biber (1644-1704)
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Finalmente, la Fantasía abre las puertas a la creatividad pura, dejando a los compositores de la época jugar libremente con melodías y armonías. FRESCOBALDI, con su Fantasía cromática, nos muestra un mundo donde la improvisación reina y la imaginación no tiene límites.
Fantasía cromática, de Girolamo Frescobaldi (1583-1643)
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Cada una de estas formas instrumentales barrocas nos transporta a una época de esplendor musical, donde las ideas se desarrollan con ingenio y el arte se eleva a través del sonido. ¿Cómo no sentirse cautivado por semejante despliegue de genio?