
El tipo de sonido de un instrumento depende de muchos factores. Desde luego, hay dos principales, que son: el propio instrumento y el músico que lo toca.
Pero, además, hay otro primordial y decisivo, que son las cuerdas.
En el caso de la mandolina, nos encontramos con que disponemos, a grosso modo, de 2 tipos de cuerdas: las pulidas y las no pulidas. Aparte, cada uno de los tipos los podemos encontrar de diferentes fabricantes, modelos y precios (no vamos a entrar en este artículo en estas sub-variantes). Pero, en síntesis, son los dos tipos de cuerdas que nos ofrecen dos tipos de sonido muy diferente.
*Otro factor determinante es el tipo de púa usada. Hablaremos otro día sobre este tema.
Cuerdas sin pulir
Son las cuerdas más habituales. Suelen llevar las primeras y las segundas de acero liso y las terceras y las cuartas entorchadas. Producen un sonido potente y muy brillante, y son muy propensas (en las cuerdas entorchadas) a generar ruidos de roces y arrastres (aunque en esto influye mucho la forma de tocar y el estilo musical).
Estas cuerdas se usan en diferentes tipos de música: folk, tradicional, bluegrass, etc.
Hay muchas marcas, pero, si he de recomendar unas, sin duda las Elixir, por calidad y, especialmente, por duración.
Cuerdas pulidas
Las cuerdas más usadas en música barroca/clásica y académica, en general, son las cuerdas pulidas. Ya hice hace poco un artículo sobre unas cuerdas de este tipo (D'Addario EFT 74), donde expliqué que, a este tipo de cuerdas, se le aplica un lijado y pulido preciso a las cuerdas entorchadas. De esa manera, se consiguen eliminar gran parte de los ruidos que genera el movimiento de los dedos sobre estas cuerdas. A diferencia de las cuerdas sin pulir, las segundas suelen ser, también, entorchadas, lo que les confiere un sonido más delicado. El sonido general de este tipo de cuerdas es mucho más discreto y comedido que la de las cuerdas sin pulir. Es, por decirlo de alguna manera, en las cuerdas entorchadas, más apagado que en las cuerdas sin pulir, y algo menos potente. A cambio, se obtiene un sonido mucho más limpio, y suelen ser más fáciles de pulsar. Todas estas características las hacen más adecuadas para la música académica.
Un buen ejemplo de este tipo de cuerdas son las Fisoma Supersolo o las D'Addario EFT74.
Conclusiones
El resumen es sencillo:
- Elije cuerdas sin pulir si buscas un sonido potente y muy brillante, y si no te importan demasiado los ruidos y chasquidos que se generan al mover los dedos sobre las cuerdas.
- Elije cuerdas pulidas si buscas un sonido muy limpio y más elegante, aunque algo menos potente y menos brillante. Además, la pulsación es un poco más suave
Ejemplos de sonido
Cuerdas sin pulir (Elixir)
Cuerdas pulidas (Fisoma Supersolo)